¡Howdy, Forajidos! Hemos comenzado ya hace más de un mes con esta serie de artículos sobre los personajes de nuestras historias de ficción y hemos recorrido varios tópicos que van desde su decisiva importancia para el desarrollo de la narración hasta algunas clasificaciones, pasando por conceptos fundamentales como caracterización, arco de personaje y motivación.
Con todo este camino a nuestras espaldas, es justo enfocarnos en aquellos personajes sobre cuyos hombros recae la gran responsabilidad de ser los pilares que sustentan la estructura de la historia que pretendemos contar: los protagonistas.
Así que, retomando para el título de este post la frase del gran Clint Eastwood que usábamos ya dos semanas atrás, pongamos toda nuestra atención en esos personajes a quienes vamos a seguir a lo largo de incontables vicisitudes y con quienes vamos a reír, llorar, sufrir y celebrar.
1. La única brújula que necesito
...es la que me lleva a ti. Así dice una canción que me gusta mucho y pertenece a la banda sonora de un videojuego que me gusta todavía más. Los que lo hicieron, acertadamente la colocaron en un momento en el cual el jugador ha sido ya testigo de todo lo que tuvo que pasar el personaje tratando de alcanzar aquello que con tanto fervor desea y que, en ese caso, no es otra cosa que el bienestar de su familia. Cuando por fin ha allanado todos los obstáculos que le obligan a permanecer alejado de ellos y el juego te dice que es el momento de volver a casa, con esa canción de fondo, no hay macho machote que no haya sentido un nudo en la garganta y el viento en el rostro, mientras le apura al caballo para celebrar esa victoria con el protagonista.
¿Pero por qué estoy hablando de esto?, se preguntarán los cactus y los lectores. Porque, como ya se ha hecho habitual en las últimas entradas de este blog, buscando un concepto que me satisfaga para englobar la esencia del protagonista, me topé con estas líneas, incluidas en el libro de William Bernhardt, Creating Character: Bringing Your Story to Life, que me hicieron recordar de inmediato ese momento:
Sin duda, el personaje más importante en una novela es el protagonista, el personaje principal, aquel cuyo viaje da forma al libro.
Me gustó sobre todo la parte resaltada, porque pone en breves palabras eso que siempre sabemos al menos a un nivel emocional: los protagonistas de las historias son aquellos a quienes vamos a acompañar en su viaje, ya sea a la gloria o a la condenación. Ellos son, ni más ni menos, los que nos harán sentir ese vacío tan conocido por los lectores al cerrar la última página y preguntarse cómo seguir ahora adelante con sus vidas, porque de repente están como si se les hubiera muerto alguien.
En la mayoría de las historias resulta relativamente sencillo determinar quién es el protagonista, ya que ello suele saltar a la vista con claridad. Pero no siempre es así, dado que en obras de estructura más compleja pueden aparecer varios personajes dispuestos a reclamar el rol protagónico. Acá les quiero ver, por ejemplo, a los lectores de la saga de Canción de Hielo y Fuego ante la prueba de responder en menos de diez segundos quién es el protagonista de esa historia.
2. Tú eres el elegido
A la hora de escribir, la elección del protagonista depende de muchos factores y también se halla muy ligada a la forma de trabajo de cada escritor. Hay quienes, a la hora de narrar, parten con un protagonista ya bastante delineado, cuya historia van desarrollando. Otros, imaginan primero una estructura, una serie de eventos que desean contar, y luego realizan las audiciones para encontrar a los actores que encajan con esas situaciones.
Si nos ponemos a pensar en la vida real, tendremos ante nuestros ojos una importante verdad: así como cada uno de nosotros es el protagonista de su propia historia, de su propia vida, también cualquiera de nuestros personajes tiene la potencialidad de ser protagonista. Todo estará en nuestras manos e imaginación, ya que son el tiempo y la atención que invirtamos en su desarrollo los que determinarán su grado de profundidad y lo que son capaces de realizar.
Luego, preguntarnos qué clase de historia queremos contar también puede darnos una gran ayuda si estamos con dificultad para asignar el protagónico, ya que la misma historia, contada desde el punto de vista de un personaje o de otro puede llevarnos a resultados completamente diferentes.
De mi experiencia puedo comentarles que he atravesado diferentes etapas en lo que hace a la elección de mis protagonistas, sobre todo a lo largo de las varias novelas concluidas e inconclusas que acumulo en algún rincón virtual. Durante la primera, una etapa áurea, especie de infancia de mi escritura donde hacía las cosas por mera diversión y sin someterme a tantas preguntas, era sencillo determinar el o los protagonistas. Hoy en día, cuando esa necesidad de complicarme la vida preguntándome qué estoy haciendo y por qué cada vez que empiezo una escena, puedo decir que la elección del protagonista ha sido mucho más ardua. Algo así como revisar el curriculum de cada personaje para ver quién tenía más madera para el puesto. Y fue simpático, porque un personaje que era un secundario en la idea original, no tuvo reparos en tomar por asalto el rol protagónico y quedarse con él, para llevarme (a mí por ahora y a los lectores, espero, más adelante) como compañía en su viaje.
Como en cada una de las partes que forman el delicado proceso de la escritura, la elección de un protagonista es algo que exige prestarle mucha atención a los detalles, abrir bien los ojos y el corazón para descubrir las historias que viven en el interior de aquellos que están destinados a llevar adelante la historia. Y a nosotros con ellos.
¬-(o_Ó)
PD: Si tienen amigos escritores, no se olviden de comentarles que aquí en este yermo quizás encuentran algún que otro post útil o interesante, fino y elegante :D
PD2: Me gusta mucho el Doodle de Google del 3/07/2013. La Metamorfosis de Franz Kafka es un libro muy importante para mí. No duden de que en algún futuro post les voy a hablar más de él. Pero en las dos próximas semanas seguiremos con la serie de los personajes. Nos faltan los secundarios y los antagonistas. Y creo que hasta ahí llegamos esta vez. ¡Saludos cactáceos y nos vemos el martes!
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