jueves, 19 de septiembre de 2013

El oficio de escritor y la responsabilidad que trae consigo - Parte II





















¡Hola a todos!

Lo prometí la semana pasada, así que hoy seguimos con las reflexiones surgidas tras las situaciones relatadas en el post anterior, la primera parte de este.

Apenas alzada a la web esa entrada, dos lectores y amigos me escribieron para actualizarme respecto a algo que se me había escapado: el incidente del poeta bilingüe no había terminado en esos hechos de años anteriores que habían desatado la indignación pública. En pleno setiembre de 2013, tras todo lo que se dijo sobre el tema, la Municipalidad de Asunción concede a este joven el Premio Municipal de la Juventud, galardón que, según los organizadores, se entrega “a los más destacados jóvenes, que son considerados ejemplos de vida para sus demás congéneres”.

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Después de esto, más que nunca, creo que es necesario hablar de eso tan importante que les adelantaba la semana pasada: LA RESPONSABILIDAD

Personalmente, no soy muy afecta a expresiones del tipo “todos somos responsables de que haya delincuencia en el país” porque son generalizaciones que rozan lo ridículo. ¿Por qué se habría que asignar el mismo grado de responsabilidad en un mal social tan grave a una persona que trata de manejarse de manera honesta que a un político o funcionario público que no tiene reparos en robar dinero destinado a educación, salud o a los indígenas, como vemos todos los días en las noticias?

Así que para no caer en injustas atribuciones de responsabilidad analicemos este punto con detenimiento.


martes, 10 de septiembre de 2013

El oficio de escritor y la responsabilidad que trae consigo - Parte I


















Bienvenidos, amigos forajidos, a otro día de post en el Yermo. 

Tal como adelanté ya en un par de tuits (la semana pasada :P), el tema de la entrada de hoy (y de la próxima, porque será doble) surge a raíz de una fuerte polémica que se desató en las redes sociales. Si no estuvieron por ahí, leyendo sobre el incidente del poeta bilingüe, lo resumo: el poemario de un joven adquirió notoriedad pública no solo por la gran cantidad de errores de que adolecía ya desde el título, sino también por las particulares construcciones conceptuales/lingüísticas del autor. De inmediato se desató la burla y la indignación en el mundo virtual (y en el no virtual también), dado que el asunto no terminaba en la publicación (que tuvo lugar hace ya un par de años), sino que el libro fue declarado de interés cultural por resolución del Ministerio de Educación y Cultura e incluso recibió una mención de honor en un importante concurso local (a la que el autor terminó renunciando hace unos días, según esta actualización en la página de FB de su libro).

¿Qué decir ante algo como esto? Si bien confieso que lo ocurrido generó en mí variadas emociones (no todas positivas), a la hora de tomar una postura me exigí analizar con mayor profundidad ciertas cuestiones relacionadas al fondo de la situación y que quizás, aunque no se estaban pasando del todo por alto, necesitaban algo más de destaque, al menos desde mi punto de vista.