domingo, 31 de marzo de 2013

Las Lecturas del Yermo: "La amante de Bolzano" de Sándor Márai






























Se acabó marzo y toca hacer el comentario de la obra que fue mi lectura central del mes. Se trata de una novela que había comprado ya hace unos años por recomendación de una persona muy querida para mí ‒gran lectora y escritora‒ y que se quedó en el estante esperando su turno de ser leído, con esa tierna paciencia que caracteriza a los libros.

Una joya que esperó tranquilamente el momento de deslumbrarme y mostrar sus quilates.

Así que pongámonos nuestras máscaras venecianas y bailemos al compás de las melodiosas palabras de este gran escritor.


LA AMANTE DE BOLZANO, por SÁNDOR MÁRAI

La edición que tengo en las manos (en la vida real y en el dibujo, como siempre XD):
Ediciones Salamandra, séptima edición, julio de 2006.
Traducción: Judit Xantus Szarvas
ISBN: 84-7888-575-7


Biografía del autor: Wikipedia

Argumento: 
El famoso aventurero y seductor veneciano Giacomo Casanova escapa de la prisión de Los Plomos, donde fue confinado por motivos no del todo claros aunque relacionados con su conducta poco ajustada a la moral dominante de la época. Tras su huida, se refugia en una posada de Bolzano, ciudad donde vive Francesca, la única mujer que ha amado de verdad en toda su vida y a quien perdió en un duelo con el Conde de Parma.
Enterado de su presencia en la ciudad y movido por el deseo de no perder a su mujer ‒quien sigue enamorada de Casanova‒, el ya anciano Conde le ofrece dinero y usar todas sus influencias para favorecerlo, a cambio de que él decepcione a Francesca, seduciéndola primero y lastimándola después, todo en el curso de la noche en la que se lleva a cabo el baile de máscaras en la residencia del Conde.

El autor toma del personaje histórico –como el mismo lo explica en una breve nota al inicio de la obra– solamente la fecha y las circunstancias de la fuga. Todo el resto es ficción. Y de la buena :D


1. El poder de las palabras

“Las palabras, aunque sean exactas, solo mencionan y desvelan los secretos de los hombres y las mujeres, no los resuelven, y tú seguramente lo sabes bien, tú, el escritor”.

Lo primero que me cautivó de este libro fue el manejo del lenguaje y el poder que le otorga el autor a las palabras. No es exagerado decir que en esta obra son las palabras las que crean y determinan a los personajes y sus historias. Y no solo en el sentido lógico de que la historia y los personajes son creados por las palabras que el autor va escribiendo sino que, dentro del argumento, las palabras que usan los personajes para describir su situación, sus intereses, sus búsquedas y puntos de vista así como para plantear, proponer y definir, son las que determinan el curso que tomará la vida de cada uno de los tres involucrados, todos a su vez aliados y enemigos en la gran batalla del amor, tema central de la novela.

Y no solo las palabras dichas son las que determinan el curso de la historia de los personajes, sino también las que se callan. Todo lo que dicen y callan es cuidadosamente elegido por ellos mismos –y por el autor, claro está– de manera que es el discurso –tanto hablado como mental– lo que nos revela a los personajes y a la vez define sus destinos.

La vida, desde el punto de vista del protagonista, es a su vez el material para las palabras que serán escritas. El gran aventurero se juega constantemente el pellejo y arde en el fuego de las incontables pasiones para escribir en el futuro el gran libro de su historia.

La interacción entre la palabra y la vida, así como las brillantes reflexiones sobre la naturaleza del escritor en la voz de cada uno de los personajes principales son un diamante que un lector que a su vez desea también ser escritor no puede dejar pasar. 

“Creo en el destino –contestó él con naturalidad–, en el destino que nos forjamos y luego aceptamos. Creo en la vida, en sus miles de variantes que terminan acoplándose de forma maravillosa, creando a partir de numerosos detalles una unidad, un hombre y un destino. (…) Creo en la escritura, porque la escritura tiene poder sobre el destino y sobre el tiempo. Todo (…) se acabará algún día. (…) Pero la escritura permanecerá”.


2. Los rostros y las máscaras

Otro de los puntos altos de esta obra está en la caracterización de los personajes. El autor nos presenta a un protagonista situado en la madurez de la vida, un hombre adulto en la plenitud de sus capacidades que reconoce también las primeras señales del deterioro y el largo camino recorrido, la vida del gran aventurero que nunca rehuyó al peligro. Los otros dos personajes principales que interactúan con él se sitúan en los extremos opuestos de la línea: el hombre anciano y resignado ante la realidad y la mujer joven, enamorada e impetuosa.

Cada personaje tiene una voz perfectamente definida y es como si, al leer a cada uno de ellos, el lector pudiera “escuchar” en su cabeza sus voces –físicamente hablando– y el tono que determina los cambios de humor producidos por las intensas emociones que los inflaman.

Los rostros que la vida va tomando en cada una de esas edades también son claramente personificados por los personajes, que se iluminan y arden con los sentimientos, pasiones y emociones propias de cada edad. 

“… ahora que tengo que cargar la vida, como si fuera una escopeta herrumbrosa, con el cartucho de mi voluntad, y a continuación apuntar por última vez con precisión, con mano segura y mirada certera, para no fallar el blanco…” 

Cada rostro es a su vez infinitas máscaras, máscaras que las palabras –dichas y calladas– ayudan a vestir o desvestir. Máscaras cuya caída o permanencia serán fundamentales para el desenlace de una historia de amor y fuego. El lenguaje es, en la hábil pluma de Sándor Márai, disfraz, máscara y desnudez. 

“Todavía llevamos las máscaras, amor mío, nos separan nuestras múltiples máscaras, y tenemos que quitárnoslas todas, hasta que conozcamos nuestros verdaderos rostros al desnudo”.  


3. Las batallas más grandes

“Mira el fuego, Giacomo, crepita como si intentara decirnos algo. Quizá intente decirnos que es preciso quemarse y destruirse en una pasión, renacer en un sentimiento porque eso es la plenitud y la vida”.

Y el tercer punto que me encantó es la forma en que se manifiesta la “acción” en esta obra. En un mundo tan acostumbrado a la espectacularidad de los efectos especiales y que considera acción principalmente a las corridas, explosiones y disparos, con la desesperación del protagonista acentuada por la cuenta atrás de alguna bomba de tiempo, encontrar un libro que te haga sentarte bien y asumir la postura de “ok, esto va en serio” valiéndose solamente de los duelos verbales y emocionales de los personajes es algo que no tiene precio.

Los hechos son simples –un hombre llega a una ciudad y permanece allí por unos días hasta que se enfrenta al inesperado pedido de otro hombre, para quien constituye un rival respecto al corazón de la mujer que ama– pero, por la profundidad de los sentimientos revelados por cada uno de los personajes, puede tenernos mordiéndonos las uñas, intrigadísimos por saber qué va a pasar, sufriendo con ellos en la búsqueda de la respectiva felicidad.

Es por eso que me parece que esta es una obra maravillosa: porque no solo puede deleitarnos con la maestría en el uso de las palabras, sino porque nos plantea una historia repleta de emociones, capaz de hundir al lector en ese torbellino que envuelve a los tres personajes principales, y enfrentarlo –al mismo tiempo que a ellos– a los grandes misterios de la vida y el amor, siendo un claro ejemplo de aquella afirmación que dice que las más grandes batallas son aquellas que se libran en el interior de cada ser humano.


En fin, queridos lectores, cactus y tumbleweeds, “La amante de Bolzano” es una novela que les recomiendo si desean disfrutar de las palabras que develan y plantean los grandes misterios de la vida, aunque en el fondo sepamos todos que ellas son tan incapaces de resolverlos como quienes las pronuncian. Porque a fin de cuentas las palabras y los libros son los espejos en los cuales nos miramos buscando las pistas que nos permitan intentar una respuesta la gran pregunta. Esa que nos habita desde siempre y nadie ha podido responder hasta ahora.

“Con los espejos comenzó a conocerse el ser humano, al contemplarse en el espejo de las aguas, al descubrir su propio rostro en las profundidades infinitas del mar, al intranquilizarse y preguntar: “¿Quién es ése?”. 


¬-(o_Ó)?  el emoticon forajido también se hace la gran pregunta XD


PD: Me encanta mi máscara que tiene cejas y todo XD Y díganme si Cactus no se ve genial XD
PD 2: Si les gustan los dibujos que acompañan cada uno de los post de este blog no se olviden de pasar por la página del FB del Forajido Nabetse, donde tiene un montón de dibujos geniales. Dijo que pronto se viene uno del protagonista del último videojuego que le impactó y le tuvo desaparecido durante gran parte de la semana santa: Bioshock Infinite (>_<)/

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