martes, 19 de marzo de 2013

Los sonidos del yermo (Música para las ideas)




Aquí estamos de nuevo, queridos visitantes de este yermo-blog, como todos los martes. Hoy les proponemos tomar una armónica y sentarse junto a nosotros para encontrar la inspiración que viaja en las notas que acompañan nuestro día a día. 

Porque la música está a nuestro lado siempre, haciendo más llevadera la rutina quizás, o despertando recuerdos o arengando sueños. Y así como todos tenemos alguna canción que nos transporta a una época de nuestras vidas o que está ligada a algún instante particular de nuestra existencia, es lógico que también nuestros personajes –si queremos que sean reales y profundos, como seres humanos de verdad– sean alcanzados por la música.

Así que es a los personajes, una vez más, a quienes dedicamos este último post de la primera serie de Tips para desbloquear ideas (Pueden ver los anteriores haciendo clic en los números: -1-, -2-, -3- y -4-)


1. Un mundo de sensaciones

Tuve que hacer un esfuerzo mental considerable para recordar donde había leído la información que deseaba compartirles en esta parte. Pero, por fortuna, ese baúl desordenado que es mi memoria respondió. Y no era tan complicado de encontrar, ya que pertenecía a un escritor a quien habíamos citado varias veces en este yermo.

En su ensayo titulado How to keep and feed a muse, Ray Bradbury aboga por la importancia de prestar atención a nuestros sentidos, y nos recomienda encontrar en nuestras lecturas, libros que nos ayuden a mejorar nuestra percepción del color, de la forma, el tamaño, los sonidos, los olores.

“¿Por qué tanta insistencia en los sentidos?”, pregunta el escritor estadounidense. Y de inmediato responde: “Porque a fin de convencer a tu lector de que él está allí, debes tomar por asalto cada uno de sus sentidos, sucesivamente, con colores, sonidos, sabores y texturas”.

Hay mucho que explorar en el campo de los sentidos, pero hoy nos limitaremos a lo que nos llega por el oído.


2. La banda sonora de nuestras vidas (y de las de nuestros personajes)

Cuando uno escribe es un poco difícil evitar encontrarse flotando en medio de ciertas fantasías. En esta época global y multimedia, no resulta nada raro fantasear sobre cómo sería si se hiciera “la película” de las historias que con tanto cariño y dedicación vamos creando. 

Todos sabemos que, en las películas, la banda sonora resulta casi siempre fundamental. La música acompaña el estado de ánimo de los personajes, contribuye a delinear el tono de una historia y prepara el ambiente para los diferentes sucesos que irán convirtiéndose en hitos del viaje de sus protagonistas.

Así, también a la hora de escribir y aunque los libros todavía vengan sin banda sonora, la música puede contribuir con coloridas pinceladas al diseño de nuestros personajes. Y no solo a través de lo que nos diga la canción favorita de nuestro protagonista o el estilo musical que él o ella detesta –lo cual revela rasgos de su carácter, como lo hacen los gustos musicales con cada uno de nosotros–, sino por las determinadas escenas que pueden disparar en nuestra imaginación las canciones.


3. Forajidos a trabajar: ¡Con los auriculares puestos! 

Algunos años atrás detestaba hacer ejercicios físicos. Igual hacía mis rutinas en casa, pero con esa cierta amargura de considerarlo un tiempo muerto e inútil, que podía estar usando para hacer algo mucho más productivo y gratificante. Es decir, para escribir.

Pero como les he contado ya en otro post anterior, la falta de tiempo que afronté desde que empecé a trabajar me obligó a buscar aprovechar cada instante que mi mente tenía libre para ir armando las historias en mi cabeza, probando escenas y personajes, a fin de usar de manera más eficiente los momentos en que podía sentarme a escribir efectivamente. Y así fue como hacer ejercicios físicos, de ser un tiempo muerto y aburrido, pasó a convertirse en un laboratorio donde experimentar con las ideas. Y en ese laboratorio, una herramienta de gran utilidad ha sido la lista de reproducción de mi celular.


- Opción 1: Un playlist para indagar en la vida de los personajes

Un ejercicio que me gusta mucho y que llevo a cabo constantemente consiste en encontrar esas canciones que “nos dicen algo”, ya sea sobre nuestros personajes en sí, sobre un momento en particular de sus vidas o que parecen perfectas para una escena determinada que pensamos incluir en la historia que estamos escribiendo.

Sé que suena un poco vago eso de las canciones que “nos dicen algo”, pero creo que cualquiera concordará conmigo en que con la música es así, una cuestión bastante emocional: de repente nos topamos con esas canciones que nos hablan directamente al corazón o que dicen justo eso que a nosotros nos gustaría decir, y no solo a la hora de acompañarnos mientras pensamos en alguien que nos mueve el piso, sino muchas veces aclarando incluso la manera que tenemos de ver la vida o determinados acontecimientos que nos ocurren.

Les pasará lo mismo con las vidas de sus personajes cuando decidan tenerlos en mente a la hora de escuchar música. De repente escucharán una canción –no necesariamente las grandes favoritas de ustedes, ya que si bien los personajes pueden compartir rasgos con sus autores la vida de aquéllos no es la de éstos– y la imagen de alguno de sus héroes o villanos, o una escena aparecerá ante sus ojos. Y entre notas, letras y ritmos, irán encontrando colores, texturas y capas que pueden añadirles a ellos para que sean cada vez más parecidos a nosotros, es decir seres humanos con una interminable maraña de sensaciones, gustos, disgustos y canciones que acompañan nuestro recorrido. 

Y como siempre digo, para más claridad, ejemplos:

a. Hace poco escuchaba este tema y la imagen de uno de mis personajes –que tuvo una infancia muy difícil hasta que una tragedia seguida de un golpe de suerte le cambió el panorama– apareció claramente en mi cabeza. Para él es muy importante demostrar su capacidad de ser más que sus circunstancias y por eso, mientras escuchaba ese tema, pude verlo de niño diciéndose a sí mismo que él podía llegar a ser el mejor y que algún día todos conocerían su nombre.

b. Este tema trajo a mi mente el carácter de otra de mis personajes. Los cambios de ritmos de la canción, la voz de la cantante que lo mismo puede sonar entre aniñada, agresiva o dulce, me hacían acordar de ella, de su forma de ser, de conducirse. También la letra me pareció adecuada cuando la leí (porque escuchando nomás mucho no entendía). Incluso su voz, si pudiera escucharla, pienso que se parecería a la de la cantante. 

c. En las primeras etapas de la historia en la que estoy trabajando ahora, cuando era algo muy diferente y las opciones para finales eran totalmente otras, esta canción parecía ser la descripción perfecta de la relación entre dos de mis personajes. Hoy el desarrollo de la historia de ambos ha cambiado por completo, pero aún así este tema me regaló algunos detalles que hasta ahora siguen formando parte de la historia y de sus protagonistas.

d. Y esta otra canción me hace imaginar el momento en que dos personajes que estuvieron casados en el pasado se reencuentran –digamos de modo fortuito– después de veinte años de que uno de ellos decidió irse, abandonándolo todo y sin haber mirado nunca atrás, hacia una historia que desde cualquier ángulo que se la observe quedó inconclusa. Me parece el fondo perfecto para imaginar cómo serían las miradas que intercambiarían estos dos personajes, lo que sentirían, lo que callarían, los gestos, las incomodidades, todo lo que persiste aunque del fuego de antes ya no queden más que cenizas.


- Opción 2: Predisponer el espíritu

Otra opción para darle utilidad a los auriculares a la hora de escribir es la de usar la música para predisponer el espíritu en un “modo” en particular. Personalmente, para escribir necesito silencio, así que no soy de usar mucho esta técnica –sobre todo a la hora de sentarme frente a la pc– lo cual no significa que a otros escritores no les pueda ser útil.

Pueden usar bandas sonoras de películas, de juegos, música clásica o lo que a ustedes les resulte apropiado. Escuchar música de fondo triste cuando tenemos que escribir escenas tristes (y terminar llorando a mares), o música movida cuando tenemos que trabajar en escenas de acción, pueden servir para inducir al espíritu a estados que colaboren más con el trabajo que queremos realizar.

Y también se puede usar antes de escribir –si son como yo y no quieren ni el zumbido de los mosquitos cuando se sientan a trabajar– como una especie de precalentamiento mental. Confieso que lo usé una vez para escribir uno de los post de este blog, el que trataba del arte y el compromiso. Como el espíritu contestatario no es uno de los que más me ha definido a lo largo de mi juventud, antes de escribir el post escuché como doce veces, mientras hacía mis ejercicios, el tema Matador de los Fabulosos Cadillacs (que era lo más revolucionario que tenía en mi playlist) a ver si me embebía del espíritu de Víctor Jara. Y creo que ayudó en algo, ya que cuando me senté a escribir las palabras surgieron con mucha más fluidez de lo que esperaba.


Esta son las propuestas de hoy, queridos lectores, cactus y tumbleweeds. Si no hace mucho les dije que mantener los ojos bien abiertos es una receta infalible para encontrar ideas, hoy puedo decirles lo mismo de los oídos.

¬-‘(o_Ó)’ el emoticon forajido se puso sus auriculares XD


PD: A ver si alguien se anima a compartir en los comentarios (o página del FB, o Twitter, o donde les sea cómodo) alguna canción que les aporte algo para sus personajes e historias. Y no se olviden también de darse una vuelta por la página del FB del Forajido Nabetse, que con sus dibujos hace que los post sean más lindos todos los martes XD

PD 2:  Les adelanto ya que el Juego del Jueves partirá esta vez de una canción. Mientras tanto, todavía tienen la imagen del jueves pasado y las preguntas que pueden usar para inspirarse. ¡Hasta pronto!

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