jueves, 14 de noviembre de 2013

Lo que nunca te podrán copiar





















¡Hola, amigos del yermo! ¿Cómo están?

Hoy finalmente me he hecho de un poquito de tiempo para dejar aquí una breve opinión sobre un tema que, en cierta forma, nos toca a todos aquellos que trabajamos en la creación de obras artísticas y que no es otro sino el de la condena a dos años y medio de prisión impuesta al escritor Nelson Aguilera por un caso de supuesto plagio.


La visión de la abogada que vive en mí

Por lo general, como abogada, para dar una opinión sobre un caso así, me habría gustado leer ambas obras y todo el proceso a fin de saber exactamente qué caminos han tomado los jueces para llegar a esta decisión que es, a todas luces, sorprendente. Pero aún así, y más allá del hecho de que importantes voces de la literatura nacional han dictaminado con serios fundamentos que no existe plagio entre ambas obras, hay algo que salta a la vista y es el hecho de que estamos ante una condena completamente exagerada y fuera de lugar.

La Constitución de la República del Paraguay establece en su artículo 20 el objetivo de las penas: la readaptación de los condenados y la protección de la sociedad. Enviar a la cárcel a un escritor (aún si hubiese existido el plagio) obviamente no cumple con ninguno de estos dos objetivos. Es lógico que para una sociedad acostumbrada a ver cómo su sistema penal otorga medidas alternativas de prisión o prisión domiciliaria a individuos de alta peligrosidad que van desarrollando así frondosos antecedentes delictivos, un hecho de esta naturaleza resulte indignante. A mí, como abogada y también como escritora, me indigna. Y me preocupa.

Me preocupa porque una sentencia así hace ver aún más claramente que nuestro sistema judicial carece en absoluto de lógica y son numerosos los elementos (ajenos a los principios del derecho) que pueden influir en el resultado final. Como decía una amiga, también escritora, en una conversación sobre el tema: esta sentencia demuestra una vez más que uno no vale nada si se ve involucrado en un lío con gente poderosa o con influencias, determinada a lograr algo "ejemplar". 

Como decía en un artículo de los tantos que leí en los últimos días sobre el tema (y si no me equivoco era Jesús Ruiz Nestoza el que lo decía) si se comprobara la existencia de un caso de plagio, ello debería resolverse con una pena de multa, una reparación a la víctima del hecho, una disculpa pública y a lo sumo la retiración de las obras del plagiario del mercado. Pero definitivamente no con una condena a pena de prisión.


Ahora opina la escritora: escribir es un camino de autodescubrimiento

Ya en artículos anteriores de este blog (en este, por ejemplo) he mencionado ese elemento fundamental que nos distingue a cada uno de nosotros como escritores y nos diferencia de nuestros demás colegas, que es LA VOZ.

Este elemento, muchas veces sutil pero siempre presente, se irá desarrollando a lo largo de las incontables páginas que escribiremos mientras construimos el camino de nuestra vocación y está ligado a lo más profundo de nuestra propia esencia. Los valores que orientan nuestra vida, las cosas que nos gustan y las que odiamos, lo que defendemos y lo que condenamos, en fin, todo lo que conforma nuestra manera de ver el mundo encontrará su lugar de una forma u otra en nuestros escritos, la mayoría de las veces sin necesidad de que nos lo propongamos de manera consciente.

Esta forma de ver el mundo es única para cada persona y es algo que está ligado al lado más íntimo y particular de nuestra personalidad, construida sobre la base de las millones de experiencias que hemos venido viviendo desde nuestra infancia, las personas que hemos conocido y las relaciones que con ellas hemos ido entablando, y que seguirá formándose todavía a lo largo de los años por venir.

Si, como con mucha claridad dice este tuit que me encantó, encaramos nuestra escritura como un proceso de autodescubrimiento personal, iremos encontrando y plasmando esos rasgos que nos hacen únicos y nos permiten ofrecer una visión original aunque trabajemos sobre los mismos hechos (históricos, por ejemplo) y estructuras que ya han sido objeto de las obras de numerosos escritores a lo largo de la historia de la humanidad. 

Guido Rodríguez Alcalá lo dice muy bien en este comentario suyo sobre el caso del supuesto plagio: buscar temas o estructuras originales en pleno siglo XXI entra ya en el terreno de la utopía, lo original está en la manera en que estos temas o estructuras son tratados por el escritor. 

Y el escritor sólo encontrará esa originalidad si está dispuesto a visitar las fuentes que brotan en lo más profundo de sí mismo. Si ponemos el foco en lo que los demás están haciendo y no en lo que nosotros mismos tenemos para ofrecer, vamos por muy mal camino. Así, en un plano personal, vemos que el plagio (y para ahondar en el concepto de plagio les dejo este artículo que lo plantea muy bien) causa más daño a quien lo comete que a quien lo sufre, ya que traba el camino de autodescubrimiento y daña la posibilidad de hallar la propia voz.

Dicho todo esto, resulta obvio que lo mejor que podemos hacer es centrarnos en ser fieles con nosotros mismos y contar las historias que nos habitan, iluminadas con la luz de todo aquello que nos hace único y nadie nos puede robar. Quizás si la demandante del caso de plagio hubiera puesto sus energías en esto hoy no estaría sufriendo el rechazo de la mayoría de sus colegas y una gran parte de la sociedad, que consideran que el proceso y la condena fueron injustos. Quizás solo se habría sentado a conversar con quien también quiso ofrecer su visión sobre los hechos de nuestra historia y entre cafés y opiniones, ambos habrían resultado enriquecidos.


Saludos cactáceos.




PS: En la sección efemérides, hoy hace un año ya de la publicación del libro que reúne los cuentos de mi colega Melissa Ballasch y míos. El tiempo pasa muy rápido O_O #esonomásqueríadecir

PS 2: Y hablando de mi colega y amiga Melissa Ballasch, ella lanza su nueva novela "Aguilas sobre el viento" el jueves 21 de noviembre a las 20:00 hs en el Aula Magna de la Universidad Católica. Para celebrar este hecho y para que la conozcan y tengan muchas ganas de leer el libro, ella estará de autora invitada el próximo martes en el Yermo, con un post muy interesante. ¡Les esperamos!


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