¡Hola a todos!
Lo prometí la semana pasada, así que hoy seguimos con las reflexiones surgidas tras las situaciones relatadas en el post anterior, la primera parte de este.
Apenas alzada a la web esa entrada, dos lectores y amigos me escribieron para actualizarme respecto a algo que se me había escapado: el incidente del poeta bilingüe no había terminado en esos hechos de años anteriores que habían desatado la indignación pública. En pleno setiembre de 2013, tras todo lo que se dijo sobre el tema, la Municipalidad de Asunción concede a este joven el Premio Municipal de la Juventud, galardón que, según los organizadores, se entrega “a los más destacados jóvenes, que son considerados ejemplos de vida para sus demás congéneres”.
O_OU
Después de esto, más que nunca, creo que es necesario hablar de eso tan importante que les adelantaba la semana pasada: LA RESPONSABILIDAD.
Personalmente, no soy muy afecta a expresiones del tipo “todos somos responsables de que haya delincuencia en el país” porque son generalizaciones que rozan lo ridículo. ¿Por qué se habría que asignar el mismo grado de responsabilidad en un mal social tan grave a una persona que trata de manejarse de manera honesta que a un político o funcionario público que no tiene reparos en robar dinero destinado a educación, salud o a los indígenas, como vemos todos los días en las noticias?
Así que para no caer en injustas atribuciones de responsabilidad analicemos este punto con detenimiento.
1. Tipos de responsabilidad para escritores
a. La responsabilidad de quienes juzgan (o la responsabilidad del escritor experimentado)
La gran mayoría de las personas con quienes conversé sobre este tema estuvieron de acuerdo conmigo en una cosa: los miembros del jurado que otorgaron el premio a un poemario lleno de errores de todo tipo tienen un importante grado de responsabilidad en este desafortunado suceso.
Ser elegido como miembro del jurado de un concurso en cualquier ámbito habla necesariamente de una carrera desarrollada, conocida y valorada en el ambiente local. Como el joyero que estudia la pepita de oro en el dibujo de hoy, los miembros del jurado de un concurso literario cargan con la responsabilidad que trae consigo la experiencia recogida a través de los años de arduo trabajo: la de ser referentes, líderes de opinión y maestros capaces de guiar a quienes están empezando, para que estos puedan desarrollar a plenitud su potencial.
Decir a quienes se inician que todo está bien en sus obras, sin señalarles los puntos que necesitan mejorar, causa más daño que bien. Dar un premio va todavía más allá de esto: no solo dice “esto está bien”, sino “esto es mejor que lo de otros”.
Tal como comentábamos la semana pasada, dar una crítica constructiva no es tarea sencilla, agradable ni siempre bien valorada. Es una tarea que exige un análisis más profundo, que requiere generosidad (porque es en cierta forma dar lo mejor de uno, lo que se ha aprendido, para ayudar al otro a crecer) y que además puede no resultar muy satisfactoria (ya que no siempre quien recibe una crítica constructiva tiene la madurez suficiente para valorarla), pero que a pesar de todo esto es muy necesaria.
La explicación de la decisión del jurado en el polémico premio se funda en dos pilares: 1. los organizadores exigían que no se declarara desierto ninguno de los premios y 2. de las obras que quedaban (aparte de las que llevaron los otros premios), la de este joven era la “menos peor”.
Me cuesta aceptar que uno simplemente se resigne a hacer algo con lo que no está de acuerdo porque así lo marcan las pautas del concurso. Creo que una situación tan delicada como esta requería, por lo menos, dejar sentada la disidencia en el acta. No vi el acta, no sé si tal expresión de desacuerdo existe, pero creo que si existiera sería justo que se hiciera pública para demostrar que estos escritores experimentados cumplieron con su responsabilidad lo mejor que pudieron dentro de los límites del trabajo que le encomendaron.
Si no existe ninguna aclaración, desacuerdo o llamada de atención… bueno, espero que los próximos miembros de jurados de concursos aprendan de esta experiencia a asumir la responsabilidad que les corresponde, como orientadores de quienes están dispuestos a aprender de ellos.
b. La responsabilidad de quienes proponen (o la responsabilidad de todo escritor)
Y de esto ya les hablé hasta el cansancio (aquí, por ejemplo): uno, al proponer algo que está destinado a otras personas, que requiere el tiempo y la atención de estas, no puede hacerlo así, “a la bartola”, “vaí vaí”, “así nomás”. ¡No! Nuestros lectores (como los clientes de un negocio) son quienes dan vida a las palabras que recrean los mundos que imaginamos en nuestras cabezas y se merecen todo nuestro respeto.
Y aunque algunos digan que en este caso particular puede tratarse de una persona que no tuvo la oportunidad de alcanzar un nivel óptimo de formación, que careció de mentores que la guíen correctamente en el camino de la escritura, que estuvo mal orientada, yo no encuentro aceptables estas justificaciones. No en pleno 2013, cuando el procesador de textos más sencillo marca los errores ortográficos y gramaticales. Más aún, quien decide publicar, lo mínimo que puede hacer es llevar sus textos a un corrector.
Así que, aunque existan en este caso otros responsables de que dicho poemario llegue a donde llegó, tampoco se puede excluir la responsabilidad individual, que es, a fin de cuentas, la responsabilidad de todo escritor, artista o fabricante: la de ofrecer un trabajo bien hecho, siguiendo los parámetros mínimos de calidad que exige el oficio.
2. Hay que subir el nivel
¿Pero qué hacemos ante algo como esto? Esta pregunta la planteábamos ya en el post anterior y decíamos que no podemos ser indiferentes.
Pues bien, hay dos cosas que podemos hacer:
1. Asumir la responsabilidad individual y hacer los esfuerzos que sean necesarios para mejorar cada día más en nuestro oficio.
2. Y a medida que vamos creciendo, dar lo mejor de nosotros para ayudar a aquellos que siguen nuestros pasos o caminan a nuestro lado.
Hay que subir el nivel tanto de lo que damos como de lo que esperamos. Una de las cosas que me enseñó la edad, y sobre todo la escasez de horas libres, es que al tiempo propio hay que cuidarlo y al ajeno respetarlo. La mejor forma de hacerlo es ofreciendo y recibiendo trabajos de calidad.
Como responsables individuales, somos nosotros, los escritores, quienes habremos de invertir largas horas en el hilado de nuestras historias para que cuando lleguen hasta el lector se deslicen como seda.
Y como colegas, aprendemos, compartimos y colaboramos. Este es, a fin de cuentas, el gran objetivo de este Yermo.
¡Saludos cactáceos!
¬-(o_Ó)
PD: Hablando de concursos y jurados, no olviden que el 30 de setiembre cierra el plazo del último concurso de cuentos local del año. Todos los detalles, al final de este post.
PD 2: En medio de otro importante proyecto en el que estamos trabajando el Forajido Nabetse y yo, se está preparando ya el calendario 2014 XD Si alguno de ustedes puede darme información de a dónde se fue tan rápido el 2013, se los agradeceré mucho O_O Mientras tanto, no dejen de darse una vuelta por la página de nuestro Forajido Dibujante.
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Es muy jodido tratar este tema considerando que se trata de concursos de alta importancia y las nominaciones son exclusiva responsabilidad de un jurado de prestigio, pero (siempre habrá peros) hay cosas que hay que tener en cuenta. El oficio de escritor está siendo desprestigiado por personas que están tomándolo a la ligera. Desde la grosera adjudicación de un Nobel de literatura años atrás por un X que hoy es figura pública y que cuando escribe en las redes confunde la "c" con la "s" y demás horrores hasta la premiación del joven en cuestión desacreditan el esfuerzo de muchos escritores que, al menos básicamente, conocen la gramática para no pecar de "malos". Todo bien con el premio juvenil que galardona el esfuerzo pero un premio LITERARIO jamás. Algo anda mal y también es muy indignante leer cosas como estas y lo del Nobel ni merece apreciación alguna porque es una bofetada al quehacer de escritores como vos, como todos.
ResponderEliminarExcelente visión pero seamos objetivos y dejémonos de la sensibilidad, el aichijáranga. Abrazos!
Ojo. Hago referencia a la visión en general de la gente que opinan a favor del muchacho. Saludos!
ResponderEliminar*opina
EliminarEs tal como decís: un tema delicado de abordar. Por primera vez me toca ver algo así, que se premie algo objetivamente mal hecho (los errores gramaticales ya bastan para fundamentar esto). Siempre pasa que uno puede no estar de acuerdo con el jurado en cuestiones subjetivas ("me gustó más el cuento que sacó el segundo lugar en el concurso x que el que ganó" por ejemplo), pero esto es nuevo. Y además es muy peligroso, ya que le echa más leña al fuego de ese desprestigio que mencionás y que siempre persigue a las actividades que no exigen años de educación terciaria y un título habilitante para ser ejercidas.
EliminarIgual, ante esto lo único que nos queda es seguir esforzándonos para darle a esta actividad el valor que se merece :)
Personalmente, no me parece aceptable ni siquiera que le hayan otorgado a este muchacho el premio que galardona el esfuerzo, ya que éste, para que sea reconocido como superior al de otra gente que también se está esforzando, debe ir acompañado de resultados que destaquen de manera positiva, lo cual no existe en este caso.
Estoy muy de acuerdo contigo: la lástima no lleva a ningún lugar productivo. Es la exigencia la que lo hace.
Muchas gracias por el comentario y me alegra mucho que te haya gustado el post :D Esperamos que sigas visitando el yermo y encontrando cosas que te resulten interesantes. ¡Saludos!
Gracias por secundar mi opinión, Pat. Y mirá, lo de los concursos es un tema que amerita un café de por medio, una coca o una birrita, en especial el tema del fallo a favor de cuentos que no merecen un primer premio. Se podría abrir un debate de la gran siete y muchos tendrán sus propias opiniones. Hay personas que condenan los concursos. No le veo la razón a ello. Creo que la mayoría de los participantes aprovechan y toman el tema de los concursos como un ejercicio.
ResponderEliminarVos sabés que me gusta la página, Pat. La otra vez tiré un link en el facebook porque navegando la encontré y me enganchó. Sigan actualizándola y subiendo cosas. Se abrió el Premio Lidia Guanes ahora, que va para el año que viene, así para colocar ya en la parte de Concursos.
Abrazos!
Sí, el tema de los cuentos premiados en los concursos siempre dará lugar a un amplio debate, ya que inevitablemente entra a jugar la opinión subjetiva de cada uno (tanto del jurado como de quienes opinan sobre la decisión de este), pero también estoy de acuerdo contigo en que los concursos son positivos (uno de los primeros post del blog fue sobre eso: http://losforajidosdelyermo.blogspot.com.ar/2012/10/los-cazarrecompensas.html ) No solo es un excelente ejercicio sino muchas veces es una de las pocas maneras de encontrar cierto reconocimiento por el trabajo propio, sobre todo en los primeros años, que es cuando más aliento necesita uno.
EliminarMe alegra muchísimo que te guste la página y encuentres cosas útiles :D Seguiremos actualizando y hay muchos proyectos en camino, cosas que nos encantaría ofrecer a los lectores. Ahora nomás andamos un poco desaparecidos porque ciertas cuestiones laborales nos tienen muy ocupados y agotados. Gracias por recordarme lo del Premio Lidia Guanes. Apenas pueda actualizo la parte de concursos :D
¡Saludos y muchas gracias por comentar!