¿Cómo están, valientes vaqueros? Esta forajida servidora de ustedes admite que ha exprimido intensamente sus neuronas en los últimos meses, con el objetivo de hacer que la serie de posts sobre los personajes pueda transmitirles aunque sea un poco de ese profundo respeto y aprecio que siento hacia esos seres de ficción, los responsables primeros y últimos (en la mayoría de los casos al menos) del éxito o fracaso de la historia contada.
Espero haber logrado esa pequeña meta que me propuse. Si se unen recién a este yermo nuestro, pueden juzgar por ustedes mismos qué tal salió, pasándose por el
Índice del Yermo, donde van a encontrar ordenaditas todas esas entradas y muchas más.
Y como he trabajado muy duro últimamente u__uU, hoy me merezco uno de esos post que son como darse un gusto. Y si de darnos un gusto estamos hablando, qué mejor para un escritor que pegarse una vuelta por la librería.
Esperen, esperen… No vamos a ir a comprar libros, no, hoy todavía no (a fin de mes a lo mejor). Hoy vamos a dejar salir nuestro lado “frívolo” y nos perderemos en el paraíso de los estantes de una librería-papelería *__*
1. Compradora compulsiva
Oh sí, eso también lo confieso: nunca tengo suficientes cuadernos, por mucho que me esfuerce en llenar cada cajón y estante de mi habitación con un montón de ellos. Lo bueno de este esfuerzo constante e interminable es que siempre hay varios vacíos y listos para entrar en acción cuando el deber los llama y empieza el lento proceso de delinear el esqueleto de una historia nueva.
Algo parecido me pasa con los lápices y bolígrafos, aunque de estos pueda decirse que tengo una cantidad suficiente para sobrevivir un apocalipsis zombie. Pero aún así, siempre hay un modelo o color nuevo que me gustaría incorporar a la colección.
Así, similar reacción a la que produce en muchas mujeres entrar a una zapatería me genera a mí entrar en una papelería. Que les cuenten mis compañeros de trabajo, que hace poco, luego de aventurarme un par de cuadras en los alrededores de la nueva oficina para entregar algo, regresé emocionadísima porque descubrí una librería y que encima se había abierto hace poco (¡stock nuevo!).
Y lo más interesante aquí es que este rasgo, que a mí por lo menos me viene desde la más tierna infancia (cuando lo único que me gustaba de la época de inicio de clases era ir a comprar los útiles), lo he encontrado además en varios (sobre todo "varias") colegas con quienes he tenido la oportunidad de conversar sobre el tema. Admítanlo sin vergüenza, sé que no soy yo la única compradora compulsiva de artículos de librería ;)
2. El lado tangible de nuestro oficio
Seamos sinceros: aún en esta época en que la tecnología se ha instalado hasta en las más sencillas de nuestras tareas, cuando una idea fantástica llega a nuestras cabezas, lo primero que pensamos es que necesitamos con urgencia papel y lápiz para retenerla.
O cuando salimos por ahí, por más teléfono inteligente que llevemos en nuestros bolsillos, parece que nos falta algo si no cargamos además un bolígrafo y una libretita donde volcar palabras, dibujos e ideas inconexas con total libertad. Por mucha pantalla táctil que tengamos, es como si el papel todavía le ganara en las amplias posibilidades que regala a nuestra creatividad. Una hoja en blanco se convierte así en un paisaje sin límites y un bolígrafo de los más baratos es a la vez espada, escudo, escalera, brújula y trampolín.
Porque no importa cuánto hayan cambiado los tiempos: todos estos materiales constituyen las herramientas tangibles de nuestro oficio. Ellos son parte de ese acto casi mágico de volver reales y cognoscibles esos mundos inexplorados que habitan en el interior de cada uno y que constituyen el más grande regalo que un artista tiene para dar: esa búsqueda de un orden y un sentido en medio del caos y el aparente vacío. Ese intento, como siempre les digo, de plantear alguna nueva respuesta a los eternos misterios de la vida. Una respuesta personal y única, destinada a viajar kilómetros y años hasta tocar otro corazón desconocido e iluminar sus ojos.
Será por eso que todas estas sencillas herramientas me gustan tanto. Porque son, de una forma u otra, como una parte de mí misma.
¡-(o_Ó) (el emoticon forajido cambió su revólver por un lápiz)
PD: Y ya que (oh, coincidencia :P) hemos hablado de esos objetos que rodean nuestra vida de escritores, quiero mostrarles algo que demasiado ya me gusta: las tazas de los Forajidos del Yermo, especiales para escritores que no funcionan sin su café, té o bebida de preferencia y para aquellos que necesitan nuevos portalápices XD
Son algunos de los dibujos que más nos gustaron de entre todos los que hizo el
Forajido Nabetse para ilustrar los posts, acompañados en algunos casos de alguna frase que reafirma nuestro orgullo de lector o escritor. Y todo con la excelente calidad que caracteriza a los amigos de
Designwelt, quienes las hicieron realidad.
Acá les dejo las imágenes de los diseños, para que puedan verlas bien y elegir cuál se van a llevar XD
Esta edición megalimitada de cuatro unidades estará a la venta en la
Feria del Libro de EPA, este jueves y viernes de 17 a 21, donde esperamos verlos a todos para escuchar cuentos, poemas, las confesiones de algunos autores y llevarse un montón de libros a excelentes precios o quizás gratis, ya que también habrá sorteos.
PD 2: Aunque estén cortos de fondos no dejen de pasarse por la mesita de venta de libros (que esta forajida y algunos colegas estará atendiendo el jueves) o de buscarnos por ahí el viernes (estaremos correctamente identificados, como verán abajo). El Forajido Nabetse tiene unos lindos imanes para regalar y también habrá tarjetas/figuritas. Solo tienen que decir que son amigos del Yermo XD
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