martes, 25 de diciembre de 2012

A los pies del cactus de Navidad (tiempo de regalos y gratitud)




¡Feliz Navidad para todos desde la guarida de los forajidos! Hemos comido en exceso y el ardiente viento norte del yermo invita a la más profunda fiaca, pero eso no impide que hoy también estemos aquí, estirados delante de un ventilador y con la notebook quemando sobre el regazo, para compartir unas reflexiones puntuales sobre esta fecha que, más allá de toda la vorágine, puede ser muy positiva si nos ponemos las pilas.

Porque como me decía hace poco el forajido Nabetse, lo mejor de esta época es la posibilidad de demostrar cariño y gratitud sin que la gente nos mire raro XD

Por eso, porque no hay mejor momento para ser agradecidos que hoy (y al decir "hoy" significa "cualquier día"), es hora de sentarnos a revisar los regalos que están ahí, a los pies de nuestro cactus de Navidad.

Porque ser artistas es recorrer un camino repleto de regalos y es genial ser conscientes de cuáles son esos regalos. 


jueves, 20 de diciembre de 2012

Cortometraje HORMIGA




¡Hoy tenemos función especial en el yermo! XD

Los alumnos del tercer año de la carrera de Dirección y Producción de TV del IPAC (Instituto Profesional de Artes y Ciencias de la Comunicación), entre los cuales se cuenta el forajido Nabetse, grabaron un cortometraje como parte de los trabajos para una materia y con todo el orgullo del mundo compartimos con ustedes el resultado.

El corto es una adaptación libre de un cuento que escribí hace un par de años, titulado "Insectos despreciables" y, como autora, me hace muy feliz decir que les quedó verdaderamente GENIAL XD XD

Así que, sin más introducción, les dejo con el video y con la imagen promocional, donde están todos los créditos a las personas geniales que lo hicieron posible.

Traigan nomás ya el pororó (o palomitas de maíz, por si hay lectores foráneos) y acomódense para disfrutar de este estreno mundial (claro, si está en YouTube XD).








PS: Estoy que salto de alegría porque "se hizo la película" de uno de mis cuentos XD XD XD

martes, 18 de diciembre de 2012

Buscando oro (O lo que buscamos en una historia)




Una vez más tenía planeado que hoy conversáramos sobre otro tema. Pero algo con lo que me topé en mis habituales cabalgatas por ese enorme yermo poblado de voces que es la web me hizo cambiar de idea.

Soy una fanática confesa de los videojuegos, me encantan, y más adelante sin duda les hablaré de hasta qué punto esta experiencia se relaciona con esas mis otras experiencias de lectora y autora. 

Así, como parte de mis intereses gamer, la semana pasada leí una serie de comentarios a un post sobre uno de los juegos más esperados del 2013 para PS3, The Last of Us, y disfruté muchísimo de la experiencia (tan diferente a leer los comentarios a las noticias de los diarios nacionales, por ejemplo u___u). El artículo planteaba a los lectores la pregunta de si pensaban que los dos protagonistas sobrevivirían a los eventos que deben afrontar en el juego, una aventura postapocalíptica en un mundo arrasado por una epidemia, donde hay que cuidarse tanto de los infectados, los sobrevivientes y aparentemente de las fuerzas del “orden”. 

La gente imaginaba y planteaba los posibles finales que podrían darse, cuál sería cliché, cuál era el más probable, cuál podría ser una sorpresa. Comparaban lo que se sabe de la historia con otros libros, películas y juegos que vinieron antes, las diferencias, qué podría tomar de uno, qué les gustaría, qué tipos de finales estaban de moda. En realidad era una conversación muy entretenida que dejó mi mente bastante inquieta. Tanto como para sentarme a escribir esto casi de inmediato.

Unas horas antes de esa lectura conversaba con el forajido Nabetse y le decía que el último tráiler del juego no me dejó tan maravillada como consecuencia de cuestiones que tenían mucho que ver con el tono (excesivamente dramático y pesado, incluso para una historia postapocalíptica) que le estaban dando a la historia. “Lo único que espero es que no arruinen un juego con semejante potencial con una narrativa que no esté a la altura”, le decía yo, con genuina preocupación.

Por eso mismo, mientras leía los posibles finales (algunos de los cuales me parecían razonables y otros una patada al hígado) yo solo pensaba lo siguiente: “son una súper desarrolladora, espero que contraten un equipo de los mejores guionistas de los EEUU para hacer esta historia”. “Que no opten por los finales gastados, por favor”, pensaba también. Pero apenas ese ruego pasó por mi cabeza, una cruda verdad me cayó encima como un balde de agua fría…

En pleno 2012, con los millones y millones de historias que a lo largo de nuestro andar por este mundo fueron escritas, filmadas, hechas videojuegos, prácticamente todo es, en cierta forma, gastado.


Entonces… ¿Por qué esperar con avidez esas historias nuevas? ¿Cuáles son esos detalles que van a marcar la diferencia entre lo original y lo trillado?

martes, 11 de diciembre de 2012

La historia del jinete solitario (O los recuerdos de un artista autodidacta)



Bienvenidos otra vez al yermo, como suele decirles mi compañera forajida. Como la semana pasada ella ya me envió al frente y comprometió mi participación, aquí estoy, dejando por un momento de ser el personaje oscuro y misterioso de este blog, para sentarme con ustedes bajo el cielo estrellado y conversar un rato. Porque yo soy de esa clase de hombres rudos que tienen honor (hasta en el Red Dead Redemption XD) y por eso cumpliré la palabra empeñada.

Mi especialidad, ya lo habrán notado, es la expresión gráfica más que la escrita. Pero hoy voy a abrir el baúl de recuerdos que guardo en mi cabeza para hablarles de uno de los rasgos que más me ha marcado, al menos hasta este momento de mi camino, y que es el de haber aprendido a hacer todo lo que ustedes ven con los medios que tenía a mi alcance. Esos mismos medios que están al alcance de todos ustedes.

¿Y cuál es el objetivo de contarles esto que voy a compartir en breve? Ahora me explico. Pero antes les hago una pregunta: ¿Alguna vez se dijeron cosas como “si tuviera dinero/tiempo/talento me inscribiría en tal curso/haría tal cosa/me compraría tal herramienta”? ¿Sí? Bueno, no se preocupen. Todos nos decimos siempre este tipo de cosas, aunque en el fondo sabemos que no son correctas.

No son correctas. El elemento más importante que necesitamos no es tiempo/dinero/talento (porque esas tres cosas siempre nos parecerán insuficientes, cosa de la naturaleza humana). Lo más importante son las ganas de hacer algo. Y comprometernos con esas ganas y trabajar duro para lograrlo. Hoy les voy a contar mi historia para que ustedes entiendan que tienen todo lo que les hace falta para hacer lo que yo hago. Y mucho más.


domingo, 9 de diciembre de 2012

Las Lecturas del Yermo: “El Hombre Ilustrado” de Ray Bradbury




Bienvenidos una vez más al yermo, esta vez en un día inusual, para inaugurar con orgullo una nueva sección: Las Lecturas del Yermo. La propuesta es compartir a través del blog la reseña de un libro al mes (vamos a buscar un día más adecuado que domingo para publicarla, eso sí), ya que todo escritor es, en primera instancia, un voraz lector y no hay nada más lindo que compartir con otros colegas esas páginas que estremecieron nuestras fibras.

Con respecto a este primer libro elegido, les cuento que después de terminar la primera serie de artículos sobre el cuento (1, 2 y 3) y, en especial, después de haber hablado tanto de Ray Bradbury en el último de ellos, me quedé con las ganas de recomendarles, queridos lectores y cactus, un libro suyo que me parece maravilloso y en el cual está contenido el cuento que les mencionaba el martes. Así que vamos directo a él...


EL HOMBRE ILUSTRADO, por RAY BRADBURY

martes, 4 de diciembre de 2012

¡A contar una de cowboys! (Hora de escribir un cuento)




Debo confesar que gracias al calorcito de este yermo donde vivo (en esta parte no estoy fantaseando O_O) se me sobrecalentaron las neuronas y sentarme a escribir este post no es una experiencia demasiado agradable (hasta la silla está caliente). Pero, tal como dice en la excusa número tres de las diez que enumera K.M. Weiland en su post “Diez excusas para no escribir y cómo destruirlas” (10 excuses for not writing and how to smash them), es cierto que uno puede estar cansado, estresado, incómodo, pero difícilmente estará DEMASIADO cansado, estresado o incómodo, TANTO como para no escribir. Por eso estoy aquí, semiderretida pero aporreando el teclado para traerles el post de todos los martes :D

Y conforme a lo prometido hace algunas semanas, hoy cerramos la serie sobre el cuento (pueden ver los post anteriores aquíaquí) con unos últimos esbozos prácticos que podemos tener en cuenta a la hora de escribir cuentos.