Estamos en época de premiaciones de concursos literarios y es un buen momento para conversar sobre ellos, a fin de empezar a preparar las obras que participarán en los próximos. Así como un corredor no se larga a una maratón sin haber entrenado su cuerpo antes, tampoco es recomendable enviar a un concurso un cuento terminado el día anterior al cierre del plazo. Cierto que todos lo hemos hecho alguna vez, ‒ey, vivimos en Paraguay‒ pero no es lo recomendable.
No hace mucho leía en el blog Write it sideways un artículo de Suzannah Windsor Freeman sobre los pro y los contra de presentarse a concursos literarios y era bastante interesante, aunque ‒lógicamente‒ orientado a la realidad de los escritores del primer mundo, donde la situación editorial difiere en muchos aspectos de la nuestra. Si el inglés no les da problemas, lean el artículo original para comparar lo que allí dice con lo que vamos a comentar ahora y ampliar su visión, lo cual siempre es bueno.